Una vida entre pinceles y creatividad
Me llamo Esther González, tengo 52 años y soy donostiarra, aunque desde hace tiempo vivo en Hernani.
Desde pequeña he estado vinculada al mundo del arte: empecé recibiendo clases de pintura en Donosti, formé parte de la Asociación Artística de Gipuzkoa y actualmente continúo creando en la Casa de Cultura de Hernani.
La pintura siempre me ha acompañado, pero hace unos años decidí darle el lugar que merecía en mi vida. Así nació este proyecto: una forma de expresión personal, sincera y libre que me permite conectar con los demás a través del color y la emoción.


Arte hecho a mano, con alma y sin prisa
Cada pieza que creo está pintada a mano alzada, con trazos sueltos, imperfectos y libres. Me inspiro en todo lo que me rodea: una textura, un gesto, una emoción, un detalle que me llama la atención.
Pinto camisetas, pañuelos, abanicos, cazadoras vaqueras de segunda mano o tablas de madera… Todo sirve de lienzo si me permite expresarme.
Utilizo pintura textil y pintura a la seda que fijo con calor, trabajando siempre sobre tejidos naturales como el algodón, el lino o la seda.
Me gusta salsear, experimentar, probar nuevas técnicas y seguir creciendo sin perder mi estilo. Por eso, cada pieza es única, hecha sin prisa y con mucho de mí dentro.

Acercar el arte al día a día de las mujeres
Mi propósito es acercar el arte a lo cotidiano, convertir lo funcional en algo especial. Crear piezas que las mujeres puedan llevar, sentir y hacer suyas. Que no solo decoren, sino que acompañen y digan algo de quien las elige.
No busco modas ni tendencias: pinto desde la intuición, con honestidad, para emocionar. Aunque también realizo encargos, siempre soy fiel a mi forma de crear, porque es ahí donde reside la autenticidad.
Cada pieza es exclusiva, como quien la lleva.
